¡Hasta la próxima temporada, verano!
Hace un par de semanas que el tiempo cambiante nos está avisando de la proximidad del otoño. Nada mejor para confirmarlo, son las tormentas vespertinas y nocturnas acompañadas con el ritmo de los truenos y el reflejo de los relámpagos.
El comienzo de las clases también fue festejado, o no, por la lluvia (¿Hasta el cielo lloraría como un niño remolón?)
A la hora acostumbrada – las 6 de la tarde- se reunieron los padres con los chicos recogidos de los colegios, en su primer día de clases, y tuvieron que refugiarse bajo los pórticos de la plaza, con paraguas en las manos, mientras las columnas descargaban el agua acumulada en las azoteas, y los naranjos recibían un buen baño.
Un nuevo ciclo ha comenzado.
©Susana Sosa Villafañe
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